Hice un retiro en Villa Zurquí, en las montañas de San Isidro de Heredia colindantes con el Parque Nacional Braulio Carrillo, para participar de un curso de meditación vipassana de tres días. La mayor parte del tiempo meditamos en grupo, bajo el embate de aguaceros y ventoleros de una tormenta tropical. La tormenta exterior se reflejaba, a veces, en la tormenta interior. Pero la calma externa también se reflejaba, por momentos, en la calma interna. Poco más puedo decir.
Apenas comparto tres haikus. Los compuse en mi mente durante los descansos entre sesiones de meditación, en el período de noble silencio. Apenas se escuchaban la lluvia, el viento o las aves. Los poemas continúan la serie de haikus que escribí después de mi primer curso de vipasanna, en enero, y que Nagari Magazine publicó bajo el título “Anitya: Transitoriedad”.
Metta para quien esto lee. Gracias.

一 Llamado grave. Atardecer nublado. Oropéndola. 二 Lluvia pertinaz. Respiración conciente. Estoy conmigo. 三 Metta bhavana. Zumbido en el jardín. Uitsili negro.
