La Cruz del Sur ha marcado mi rumbo vital por años.
Cuando estoy en San José, suele convocarme al suroeste, hacia el Pacífico. Durante años he podido atender su llamado para explorar con cuidado el Pacífico Central, del territorio de Tárcoles de Garabito hacia Parrita.
Y cuando estoy en Tárcoles, la Cruz del Sur, colgada en el firmamento, me llama hacia el Pacífico Sur. Me invita a explorar la costa y las montañas más allá del río Barú y Playa Dominical.
Este año he podido responder a su convocatoria, y seguirla como constelación tutelar, dos veces. Hemos hecho dos giras al Pacífico Sur, espectaculares y ricas en vivencias: una en enero y otra en marzo.
Esas giras aún generan emociones y sentimientos fuertes, principios de sentipensamientos que aún no logro articular. Por ello no he escrito sobre ellas, excepto en mis cuadernos personales.
Pero ahora, al regresar de la segunda gira al Sur, siento ganas de compartir imágenes expresivas y significativas de ese mundo que he explorado.
Aquí comparto las primeras, de Boca Coronado del río Terraba y las montañas de Punta Mala Arriba de Osa, en enero.
Daniel G. Campos 