Descendimos de las montañas de Boruca, recorrimos la carretera a lo largo del río Terraba hasta Palmar y continuamos hacia Sierpe. Allí embarcamos, navegamos por el humedal, salimos a mar abierta, atisbamos la Isla del Caño, cubierta de bosque, en la distancia, y nos enrumbamos a Bahía Drake.



Desembarcamos y subimos la loma frente a la playa hasta nuestro hospedaje. Desde aquel recoveco en la Península de Osa, disfrutamos vistas de la bahía abriéndose al Océano Pacífico hacia el norte. Por ello, el sol salía a nuestra izquierda, se ponía a nuestra derecha y nos regalaba amaneceres y atardeceres inusitados.


Disfrutamos de cuatro días paradisíacos. Caminamos por el bosque hasta la solitaria playa Cocalito, navegamos en kayak por el río Agujitas, observamos aves, recorrimos la playa.




Y antes de despedirnos, procuramos nuevas perspectivas de la bahía. Nos llevamos sus vistas, sonidos, aromas y sensaciones en cuerpo, alma y corazón.
