Hoy Natura Naturans me regaló un gran impulso de Vida.
A principios de año, en una caminata por Montelimar, Uitsili y yo habíamos notado un arbusto que daba bellas flores amarillo naranja. Recogimos semillas, las trajimos al jardín y las sembramos en una maceta. Brotaron y empezaron a crecer. Hasta hace doce días continuaban creciendo con brío.
Entonces, en un mediodía de domingo, la veranera (bougainvillea) se abalanzó sobre mi Jardinero Fiel y mi jardín. Días después de ese evento azaroso, cuando yo arreglaba el jardín, me di cuenta de que la caída de la veranera había quebrado los tallos de los arbustos. Estaban malheridos. Pensé que morirían y decidí desarraigarlos. Los saqué de la maceta y los coloqué sobre el zacate.
No noté que aún había bastante tierra atrapada entre su enjambre de raíces. Dejé los arbustos desarraigados allí para que sus restos nutrieran la tierra de mi jardín.
Pero hoy vi que de uno de los tallos abandonados brotó una flor. A pesar del desarraigo, la Vida continuó y un arbusto malherido floreció.
Contemplé la flor maravillado. Es sencilla y hermosa: una señal de que la Vida renace, se fortalece y continúa.

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