La puesta de sol me sorprendió en la cima de la colina más prominente de Prospect Park. Había salido a caminar el día después de Acción de Gracias, con calma y sin prestar atención a la hora. Cuando me di cuenta, el gran astro anaranjado se acostaba mientras su intensa luminosidad se reflejaba en los cúmulos cercanos al horizonte.
Eran apenas las cuatro y veintiocho de la tarde y empezaba a oscurecer.
Bajé la colina por el sendero principal, bordeé la península caminando a orillas del lago, percibí cómo la oscuridad se tornaba más densa en el corazón del bosque y volví a salir al claro en la orilla norte. Algunas siluetas oscuras pescaban en la penumbra.

Mientras la brisa encrespaba las aguas, me detuve a observar los últimos destellos coloridos en el firmamento: amarillos, rosados, lilas, azules y púrpuras.
Entonces lo vi: un cachito de luna resplandecía como una punta de uña luminosa. Su sutil destello al anochecer me hizo pensar en el nuevo ciclo que comienza a partir de la Luna Nueva de Acción de Gracias: el ciclo en el que debo reclamar y recuperar la libertad de mi jubileo.
Así sea. Lo expreso con un haiku.
Astilla lunar:
presagio de libertad,
luz profética.
