Sigo contemplando a la naturaleza para apreciar continuidades en medio de cismas y rupturas sociales. En mi jardín pude observar el florecer de la orquídea silvestre que vive allí. Siempre me cautiva su proceso de florecimiento y procuro activar la percepción amorosa que se requiere para ponderarlo. Sus flores son salvajes y misteriosas. Se han abierto diez. Siete más se preparan, poco a poco, para abrirse a la luz tropical y los aires y lluvias de mayo.



