Miré hacia el cielo para observar la silueta negra del árbol de cas contra el fondo gris de los estratocúmulos. La escena parecía triste, incluso lúgubre porque el arbolito está mutilado. Sus ramas le fueron cortadas hace años.

Sin embargo, las raíces y el tronco exfoliante se han mantenido fuertes. Y le brotaron nuevas ramas. Aunque sean débiles, siempre les retoñan hojitas. Y el arbolito generoso da mucho fruto, ácido, delicioso para batirlo en agua. Para resistirme a la tristeza gris del cielo me detuve a reunir y recoger los cases caídos al zacate cerca del árbol.

Al hacerlo noté las florecillas púrpura del jardín. Las observé en detalle. De cerca parecen orquídeas diminutas, aunque no lo son. Admiré su color Divino.

Cases y flores púrpura: presentes de Natura Naturans en un día ceniciento.