Hay mañanas en las que contemplar
al comemaíz
posarse en el rosal
cuyas alegrías amarillas
se han abierto
bajo el cuenco azul del cielo
es belleza suficiente
para vivir con gozo.
Hay mañanas en las que contemplar
al comemaíz
posarse en el rosal
cuyas alegrías amarillas
se han abierto
bajo el cuenco azul del cielo
es belleza suficiente
para vivir con gozo.