Casi no ha nevado este invierno y la última vez fue hace más de dos semanas. Al primer amanecer de febrero me levanté y cuando miré hacia el jardín, a través de la ventana del comedor, me sorprendió una delgada capa de nieve que cubría las plantas y el suelo.
Había nevado de madrugada, en silencio, y cuando me desperté el jardín me esperaba para regalarme su belleza invernal. El resto del día transcurrió con tranquilidad, tal cual había empezado gracias a la nieve. Esa noche medité un rato y cuando terminé compuse un haiku en mi mente, mientras me dormía. Recién ahora logro sentarme a escribirlo.
Blanco asombro:
la primera nevada,
paz de invierno.
Este febrero ha sido extraño. Demasiado cálido. Todo fuera de su tiempo natural. Desconcertante. Añoro la nieve en Acuario.
