Mázatl libérrimo

Pedaleaba por un camino de tierra y piedra en medio del bosque otoñal de Pensilvania, en las montañas que rodeaban al Happy Valley. Andaba despacio en mi bicicleta montañera mientras intentaba apreciar el follaje verdiamarillo y rojinaranja. Después de una curva pronunciada y en declive, el camino inesperadamente me sacó del bosque a un claro extenso. Allí la vi.

Pastaba pero al sentir mi presencia levantó la cabeza, las orejas y la vista. Me vio. Ambos nos sorprendimos. Nos miramos por una fracción de segundo. Entonces Mazatzin, la venadita en náhuatl, se dio vuelta y emprendió la huida a través del prado, levantando la cola blanca y dando saltos con agilidad, gracia, coordinación y perfecto equilibrio. Yo me detuve y la observé correr hasta que se internó en el bosque, en el extremo opuesto del claro. Quedé maravillado. Aunque los venados abundaban en Pensilvania, nunca había observado a una cierva correr frente a mí por cientos de metros, regalándome su garbo.

Mazatzin en prado junto a bosque otoñal en Cayuga, Nueva York (Foto: Jo Z)

Hace poco tiempo sorprendí a Mazatzin con su cervatillo bebiendo agua en las márgenes de Quebrada Bonita, en el Parque Nacional Carara, aquí en Costa Rica. Levantó su cabeza y orejas y me permitió observarla desde el puente sobre la quebrada. Esta vez no corrió. Terminó de beber agua fresca y cristalina junto con su cría y luego caminó quebrada abajo por la margen del cauce, hasta que se internó en el bosque tropical. Fue cautelosa pero se mantuvo serena. Cuando lo quiso, buscó la protección del bosque, donde sabe andar sin perturbar el entorno.

Mazatzin en Carara

Desde entonces he reflexionado sobre Mázatl, el venado en náhuatl. Para los nahuas, representaba el movimiento de la naturaleza. Según Tlahualcalli, sus cuatro patas sobre la tierra representan los cuatro rumbos (puntos cardinales) de la Tierra y nos concientiza sobre nuestra pertenencia a la naturaleza, a la creación. Es además un ser sensible, perceptivo y libérrimo.

Esto último me parece acertado. Concuerda con mi percepción de una venadita sabia que escogió a Mázatl como su tótem de tierra. Ella es sensible, perceptiva y libérrima.

Mázatl, sétimo día en calendario mexica (Foto: Dibujos.net)

En la cosmovisión maya, Kej es el venado como nahual o espíritu tutelar. Según la Casa del Jade, por tener Kej las cuatro patas en los cuatro rumbos, es un ser equilibrado. Además, el venado es fuerte, poderoso, ágil, astuto.

Símbolo de Kej (Foto: manetti26)

¿Qué puedo concluir de mis encuentros con Mazatzin en la naturaleza y del significado animista de MázatlKej en culturas mesoamericanas? Que para acercarse a Mazatzin hay que ser cuidadoso con su sensibilidad y permitir que perciba de vos respeto, equilibrio y serenidad, no agresividad. Que aún en carrera mantiene su equilibrio y su garbo. Que es cautelosa pero no es débil sino alerta y ágil. Y que su más admirable cualidad es su libertad. Para apreciarle, y sobre todo para amarle, hay que respetar su espíritu libérrimo.

(Portada: Mázatl en Pensilvania, foto de O’Shea Wildlife)

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