Alba es una diosa nívea. Pero hoy se vistió de azul. Una onda tropical ha velado con estratocúmulos el cielo sobre nuestro valle y nos ha bañado con lluvias torrenciales y pertinaces. Por la densa cobertura nubosa, las primeras luces de esta alborada fueron azules. Yo estaba desvelado y me levanté a observarlas. Azul de Prusia las montañas. Azul grisáceo el cielo. Azul marino mi corazón. Recordé otro amanecer azul, hace casi dos años, en Playa San Miguel de la Reserva Natural Absoluta Cabo Blanco. Verde azulado el Pacífico. Azul acero el horizonte. Aguamarina el cielo. Azul lapislázuli mi corazón.
