Hemos vivido días azules en La Libélula de Tárcoles. No han sido azules tristes, sino serenos.
Días de diversos azules, como este cerúleo del mediodía navideño.
O como este aguamarina en el horizonte iluminado y este cobalto sobre las nubes, en dirección al Cerro Turrubares, hacia el oriente, al avanzar la tarde.
O como este azul violeta sobre las montañas de la fila costeña hacia el sur, al atardecer.
Días de espíritu azul sereno.
Y sin embargo mi corazón continúa encendido, teñido de naranja y rojo, como un fuego ardiente.