Se despejó el cielo gris de los últimos días en San José, el sol de verano volvió a brillar en todo su esplendor dorado sobre nuestro valle y sus verdes montañas y la tercera orquídea decidió abrirse en mi jardín. Esta mañana aprecié la combinación del morado de sus sépalos y pétalos, el blanco del ginostemo y el amarillo manchado de los lóbulos laterales del labelo. Noté que es un poco más pequeña que sus dos hermanas y quizá más tímida, o más cautelosa, pues se abrió un poquito menos. Le di la bienvenida y las gracias por adornar mi jardín. Ahora con paciencia, sin prisas y con respeto, espero a que se abra la cuarta flor.
El sol y la tercera orquídea
